sábado, 3 de octubre de 2009

La noche del Tamarindo. A veces morir se convierte en delito


Hace algunos meses, mientras iba del colegio de mis hijos a mi trabajo en el coche, escuche una de esas campañas de publicidad que las editoriales insertan en las radios para promocionar un libro. Esta particularmente me impactó porque dos personas conversaban sobre un libro, y la una le hacia una reseña a la otra sobre el argumento y lo que podía encontrar en la novela. La obra era La noche del Tamarindo de Antonio Gómez Rufo.

Durante mucho tiempo este titulo estuvo rondando en mi memoria, así como partes inconexas de aquel anuncio publicitário radiofónico que despertó mi curiosidad. Varias cosas eran las que me atraían entre ellas que era el Tamarindo, porque me habían ofrecido un libro para mi hijo que se titulaba la flor del Tamarindo, y parecía que esa especie arbórea se cruzaba en mi camino repetidamente sin que yo fuera capaz de saber lo que era. La respuesta la encontré en la solapa del libro que un buen día encontré en la estantería de la biblioteca y me lleve hacia casa.


El Tamarindo es un árbol muy peculiar:cuando llega la noche y el sol se va, sus hojas se cierran sobre sí mismas y dejan visible el tronco, que puede contemplarse en toda su desnudez. Entonces es posible observarlo sin veladuras ni camuflaje, y no cabe disimular su hermosura pero tampoco sus defectos. La indiscreción paradójica de la oscuridad, la venganza de la noche por robarle la luz. Lo mismo sucede con muchas de las emociones que asaltan en la vida: por la noche son más visibles los gozos y los sufrimientos, las esperanzas y las decepciones. Más evidente la vida, pero también más evidente la muerte.

¿Cuanto tiempo crees que viviré papá? Belén no ocultó la serenidad que reflejaba su bello rostro al preguntarlo. Sus ojos brillaban en la penumbra, seguros, como si fuese de día y las hojas del tamarindo estuviesen recubriendo el miedo del tronco; miraba a su padre sin requerir ayuda, ni buscarlo para que la cobijase. Sencillamente afrontaba el futuro con la madurez de un anciano que ha aceptado que la medida de la vida es a veces injusta, como en su caso, y en otras razonable.

La lectura de esta novela plantea muchos interrogantes. Inmersa en una amalgama de géneros, sin que ninguno de ellos tome protagonismo absoluto, el autor y la editorial lo presentan como un trhiller y aunque tiene algunos elementos propios de este género no puede ser considerado como tal. Algunos de los interrogantes se resuelven a medida que avanza la narración otros simplemente bombardean la cabeza del lector que al final saca sus propias conclusiones. El medio ambiente, el deterioro al que lo estamos sometiendo, el avance de la ciencia y sus aplicaciones en le campo médico, las células madres y sus beneficios. El amor en mayúsculas o bien como accesorio, la lucha entre moral y ética y sobre todo un postulado la riqueza desorbitada que lleva a una persona a perseguir un ideal que el hombre ha buscado desde la más remota historia, el elixir de la juventud, o la inmortalidad del cuerpo.


Varios pasajes de este libro me han llevado a la reflexión, a la constatación de que no siempre es más rico aquel que más dinero posee, que hay riquezas que el vil metal no puede costear y parece ser que en esta novela se pone de manifiesto en más de una ocasión, porque el protagonista puede comprar un hospital pero no la salud de las personas a las que quiere y que pierde irremisiblemente, puede comprar compañía femenina pero no el amor, puede comprar la compañía pero no la dignidad... pequeñas joyas escritas que comparte Gómez Rufo con sus lectores.


La riqueza es la trampa de la sociedad para conservar al ser humano sumido en la esclavitud. Con ella, pensó, se puede conseguir cualquier cosa, menos las realmente importantes: el amor, la salud, la dignidad, la serenidad.... Él disponía de cuanto pudiera desear; ni en sus mejores sueños Aladino aspiró a tanto con su lampara; pero tenerla no le otorgaba ninguna de aquellas cosas que no estaban en venta. La sociedad se las había ingeniado para que unos pocos seres humanos alcanzasen la fortuna e indicasen a lo demás que, si se comportaban de manera obediente y sumisa, tal vez podrían obtener también el éxito. La sociedad escogía con sus tentáculos soluciones individuales, no amparaba a la colectividad. El centro del mundo no era el ser humano, sino algunos seres disciplinados, cómodos, rendidos y esclavizados.


La culpa gira entorno al personaje principal un acaudalado madrileño que ha pasado su vida amasando dinero sin atender a su hija en ningún momento, con el dinero pensaba que cubría su desatención. Se da cuenta de su error cuando a su hija de detectan tardíamente el síndrome de Morrish y todo el dinero del mundo no es suficiente para mantenerla a su lado. Ese dolor encubre la culpa que lo atenaza y que le llevara a tomar un batería de decisiones a cada cual más disparatada y a cometer delitos unos conscientemente y otros abocado por la locura. Convierte su vida en una constante huida.


Cuando huir se convierte en una necesidad acuciante para reencontrar la libertad, cualquier otro bien queda enmascarado, incluso la propia libertad, aunque ello pueda parecer una paradoja. Huir para alejarse del drama es un engaño del deseo, y también una necedad de los incautos porque quien huye acarrea el drama hasta donde el destino lo lleva, igual que si se tratase de un tumor alojado en las costuras del alma.

Huyendo es posible distanciarse de las cosas y de las personas, incluso de los paisajes; pero no hay lugar donde esconderse de las emociones cuando han levantado su alma en las evuelgtas y meandros por los que va corriendo el imprevisible rio de la vida.


Y de nuevo sintió el vacío, la frustración y la culpa; el gran error de vivir sin conformarse, de ignorar que morir cada día para no morir mañana es sufrir mil muertes, en una muerte sin final.

Otro tema presente es la muerte, y el miedo que siente el protagonista ante esta compañera que le arrebata cuanto ama, el temor a envejecer también es una constante que se desarrolla con una fuerza inusual. La ciencia ficción es uno de los géneros que con fuerza irrumpe en esta novela, planteando una realidad que hoy por hoy no creo posible y que si algún día lo fuera seguro que sería tan solo como afirma en la novela una excentricidad propia de unas personas con tanto dinero que no saben en que invertirlo.


La belleza de este libro estriba en esa amalgama de géneros que combina sabiamente la novela romántica con el amor como paladín, la novela negra, o policíaca, la ciencia ficción y sobre todo pone sobre el tapete temas de una tremenda actualidad, como el conflicto entre ciencia y moral, el complicado avance de la ciencia por las cortapisas de los gobiernos, el sacrificio necesario a veces incluso de vidas humanas que conlleva todo avance y la poca moral y ética que acompaña a algunos profesionales e investigadores. Y sobre todo el tema por excelencia creo que bien podría ser como se cometen errores por no vigilar en el momento adecuado aquello que se ama.

Para mi una lectura más que recomendable, aunque algunas veces la ficción va más allá de aquello que una persona pueda estar dispuesta a creer.

7 comentarios:

lammermoor dijo...

Buenos días, Carmina. Encendí el ordenador para buscar una receta de mermelada a las cuatro especias y me pudo "el vicio".
Me ha encantado la reseña que acabas de hacer y me atrae la lectura de ese libro pero creo que no es el momento más adecuado y no ya por el atasco de lecturas que tengo -al pobre Tristram lo dejé en el libro VII y no se cuando podré sacarlo de ahí- sin porque no tengo el ánimo ahora mismo para muchas reflexiones profundas.
También me gusta la mención a como hay veces que un tema se nos cruza en el camino una y otra vez, como empujándonos hacia la lectura, la escritura o ..lo que sea.
Me alegra ver que tu ya te has recuperado.
Un beso

Mertxe Costas-Bookworm dijo...

Es un libro que inevitablemente te deja meditando sobre su contenido varios días después de haber concluido su lectura ¿verdad?

Yo también la recomiendo. Me alegro de que te haya gustado tanto como a mi.

Un abrazo.

Deigar dijo...

Tiene muy buena pinta, ya veré si me hago con él, eso si lo encuentro.

Saludos.

Mertxe Costas-Bookworm dijo...

Hola guapa.
Empiezo la semana con premio de Elwen y yo te lo paso a ti.

aquí lo tienes.

Un beso

Carmina dijo...

Si crees que no es el momento de leerlo dejalo para mas adelante Lamermoor, si no corres el peligro de no disfrutarlo. Del resfriado solo queda una molesta tos, que poco a poco ira desapareciendo,por lo demás bien y ahora un poco de subidon aunque sea porque tengo trabajo durante un mes.

La verdad es que si Mertxe que te deja un poso que te lleva a reflexionar y a pensar que puede abocar a una persona a tomar decisiones tan alocadas. Me ha gustado mucho el libro, sin ser denso y pesado te lleva a plantearte muchos temas.

Si lo lees Deigar ya nos contaras lo que te parece.

Gracias Mertxe en cuanto pueda lo subo, ando pelin liada esta semana

Mateo Bellido dijo...

Me agrada visitar tu espacio. Ya que no puedo leer mucho, algo puedo disfrutar con tu reseña. Por cierto muy completa.
Saludos

Nómada del Mundo dijo...

Buenos días...

Pues, no he leído toda tu crítica sobre el libro, y la causa es que, precisamente, acabo de hacerme con este libro en la biblioteca... Cuando lo lea, reeleré tu crítica y entonces, podré opinar con autoridad. Mientras tanto, sigo leyéndote, a ver que sorpresas me deparas...

Un beso.